Esperábamos
pacientemente, al calor de un tinto, la visita de nuestros mayores,
hombres y mujeres que han vivido por muchos años, en esta gigantesca
Cuenca del Tunjuelo, más de 150 abuelos y abuelas que venían a conocer
el Pantano de la Libélula.
Nos dividimos por grupos y empezamos a caminar, nos organizamos de la siguiente manera: en cuatro grupos distintos habría un guía en cada uno, que contaría sobre la experiencia del Pantano. Pero qué gran sorpresa, no teníamos que enseñar nada, realmente la clase la recibimos nosotros.
Reconocimos arboles sus nombres, sus usos y recuerdos de infancia. Nos contaron cuando se bañaban, cuando lavaban la ropa, cuando hacían paseos de olla y con toda la familia, casi nos hicieron saborear los cangrejos, los peces y el agua cristalina del Tunjuelo.
En esa conversa les contamos de nuestras huertas de la Espiral, de la Abuela, del Caracol y la Serpiente, miraban las semillas y quedamos en el acuerdo de encontrarnos mañana y ojala más días en sembrar la tierra, para activar la memoria y hacerla realidad.
me parece que todo sobre el humedal la libelula deveria ser mas concreto mas competo como su clima ubiccin extencionimportancia ecologica especies de fauna y floraetc
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