VISITA ABUELOS Y ABUELAS DE CIUDAD BOÍVAR

Visita realizada el 12 de julio de 2012. 
 
Recuerdos del territorio – desconocimiento. Miedo- tranquilidad. Alegrías- tristeza, nostalgia… sentimientos encontrados en un mismo instante. Fue lo que vivieron hoy los abuelos y abuelas de Ciudad Bolívar en el Pantano la Libélula. 
 
Narrando su historia de vida construida desde los barrios altos de la localidad (Vista hermosa, Lucero alto, Arborizadora alta) los abuelos y abuelas manifestaron cómo veían el territorio de la cuenca del Río Tunjuelo desde la altura y cómo lo ven ahora que lo recorrieron hoy y vieron la vida que allí se esconde en medio del asfalto y el plástico de la ciudad. Muchos de ellos quedaron desconcertados por el desconocimiento que tenían de estos lugares vitales para la cuenca del Río Tunjuelo y para las aves y demás animales silvestres que allí habitan, pues se imaginaban que era un potrero abandonado a la deriva de la delincuencia, pero pudieron sentir el aire de tranquilidad que allí se vive en medio de los cultivos de plantas medicinales y alimentos, disfrutaron del espectáculo que dieron las aves (los alcaravanes) en una discusión en medio del agua (tal vez peleaban por una lombriz o por aparearse), pudieron escuchar las palabras del Muisca Hate Antonio quien los guió en la huerta hablando de la importancia de las semillas, del contacto con la tierra y la identidad que allí se adquiere. 
 
Otros abuelos y abuelas sintieron nostalgia y alegría porque recordaron que de allí sacaban semillas de higuerilla para ir a venderlas para hacer aceite y otros productos. También hacían el paseo de olla, pescaban en el río, cogían cangrejos, lavaban, y hacían todo tipo de recreación en lugares naturales que ahora son calles y casas. Al final se ya no habían miedos por el territorio, se sintieron identificados con él, se apropiaron de él, e incluso algunas abuelas dejaron su huella sembrando semillas que llevaron, pero otras se molestaron porque no pudieron sembrar porque el tiempo de su visita se agotó, pero esperamos que en una próxima ocasión puedan visitar el Humedal La Libélula con más tiempo. Por ahora volvieron a sus casas con sus recuerdos renovados, con ánimos de replicar todo lo que saben y que habían olvidado un poco por los trajines que la “civilización” nos pone. 
 




Semillas que llevaron los aburlos y abuelas. Y tubos para el macrollamas.

Macrollamas para preparar el alimento.







 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario